La fobia a los números es sumamente común en los estudiantes de medicina. La mayoría somos presa de la angustia si se trata de manejar estadísticamente datos más allá de la media aritmética y la desviación estándar. La situación no es mejor si solicitamos la ayuda de algún experto, puesto que se nos dificulta, por un lado expresarle lo que queremos hacer y por otro lado entenderlo. Nos quedamos perplejos cuando sin más preámbulo, el especialista nos suelta preguntas que no sabemos responder. Peor es la situación, si decidimos resolver nuestros problemas sin ayuda y sustituimos al experto por una computadora y usamos uno de los tantos programas de métodos estadísticos existentes. Si logramos seleccionar el método adecuado entre la jerga de nombres de las pruebas ofrecidas, seguidamente nos enfrentamos con un problema no menos complicado como es interpretar el resumen de resultados que aparece en la pantalla después de correr el programa. Por supuesto que el mismo esta lleno de palabras, símbolos, números y letras griegas que no sabemos interpretar. Ante tal situación
recurrimos a los textos de estadística buscando algo que se parezca al jeroglífico de resultados que nos arrojó el computador.
Debemos aprender de estadística lo suficiente para poder examinar en forma elemental los resultados y para poder comunicarnos en forma clara con los expertos cuando requerimos de su ayuda.
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